martes, 20 de noviembre de 2012

Lateral mordedor

- A ver oficial, ¿qué tenemos?, ¿me puede explicar qué carajo hacemos acá?

Quien tiene la palabra es el Juez Letrado don Carmelo Pertuzzi.

Tiene casi 80 años. Nació en Contreras y a los 18 partió rumbo a la capital a estudiar en Facultad de Derecho. Por problemas familiares tuvo que volverse al pueblo habiendo cursado solo hasta tercer año. Como la ley permite que en pueblos como ése el juez no esté recibido ni haya hecho carrera en la magistratura, consiguió ese puesto y ya lleva casi 60 años cumpliéndolo.

Es muy conocido en el foro de todo el país, inclusive en la capital, por su peculiar forma de impartir justicia. No le da mucha pelota a las leyes sino que falla por lo que él piensa que es justo y chau. Una de sus anécdotas más conocidas es de la década de los 90. Ya hacía varios años que se había aprobado un Código General del Proceso para toda la República. Fue un ejemplo de ley procesal para todo el continente: una ley que establece cómo se tramitan todos los tipos de juicios, qué pruebas se admiten, qué recursos se pueden interponer, etc. Esto supuso una reforma que fue muy novedosa, y vino a revolucionar todo el ambiente judicial del país. Tenía muchos cambios respecto del régimen anterior por lo que debieron darse cursos y charlas y se editaron cantidad de libros explicando las novedades. 10 años después de entrar en vigor, un abogado de la capital le regala una edición del C.G.P. de tapa dura al Juez Pertuzzi. Precioso ejemplar, de esos que adornan lindo la biblioteca. Unos meses después, se vuelven a encontrar y el Juez le comenta: “El Código ese que me regaló… Interesante el librito.”.

Es el último juez lego que queda en el país. Y hoy está enojado.

Es lógico que esté enojado: es media tarde de un domingo de febrero y al hombre lo convocaron por un asunto penal. Esa es la macana del Juez Letrado en el interior: tiene que ocuparse de todas las materias y por tanto está de turno en materia penal.

- “Domínguez Acosta, Carlos J. – Lesiones personales –“, recitó el policía leyendo la carátula del expediente.

- ¡¿Carlitos?! ¿No lo habíamos declarado inimputable ya?

- No, Dotor. – Obviamente que lo llaman Doctor aunque no es abogado. En el interior igual le dicen Contador al que estudia 6° año de Economía en Bachillerato. -. - Es lento pero no llega a retrasado.

- Bueno, a ver, cuentemé qué hizo ahora. Pero sea rápido.

El milico del pueblo, que como buen milico le gustan los formalismos y como buen milico de pueblo donde no pasa nada le encanta darle color a todo, empezó:

- Mire Dotor, lo que tenemos acá es la acusación del Ministerio Público a instancias del damnificado contra Domínguez Carlos…

- Carlitos.

- Sí, Carlitos. De haberle provocado lesiones graves en omóplato izquierdo, hombro izquierdo, nuca y zonas aledañas al damnificado.

- Pero, esto ¿a qué hora fue?

- A las 11:48 de la mañana, Dotor.

- ¿Y a esa hora no estaban todos en el partido de fútbol de la Liga Amistad?

- Es correcto Dotor, fue en el marco de esa justa deportiva entre Contreras y Coronel Aguirre que se sucedieron los hechos.

La Liga Amistad es un campeonato de fútbol amateur donde compiten todos los pueblos del departamento. De “amistad” tiene muy poco pero lo de hoy fue algo insólito.

- Muy bien. Ya me cagaron el domingo. Haga pasar a los testigos.

Uno a uno fueron desfilando los 22 titulares, suplentes y directores técnicos de ambos equipos a declarar, calientes como un chivo todos porque hacía más de dos horas que tendrían que estar comiendo el asado post partido y estaban demorados en el juzgado por un pelotudo.

Todos coincidían en afirmar que efectivamente el indagado (Carlitos para los del pueblo, el retrasado mental del 4 para los del equipo rival) de la nada se la había agarrado con la víctima, prendiéndosele desde atrás a piñazos y mordiscones.

El Juez ya no tenía ninguna duda de los hechos pero no podía entender. Carlitos era un buen pibe. Cortito, pero bueno. Y para peor lo iba a tener que procesar con prisión. El pajero de Carlitos tenía antecedentes. Por ultraje público al pudor. Los pelotudos del bar lo hicieron pelar la chota una tarde en la plaza del pueblo y justo pasaba por ahí la maestra, quien, como funcionaria pública, tuvo que denunciarlo.

- Oficial, haga pasar al indagado.

Carlitos, como todo el resto seguía con la camiseta del cuadro puesta, número 4 en la espalda. A diferencia de todo el resto él seguía con los zapatos de fútbol puestos y al entrar a la sala de audiencias casi se resbala y se mata.

- Sentate ahí quietito, Carlitos, y contame qué pasó.

- Nada, Dotor, uno hizo lo que se le pidió. El partido venía trabado y era cuestión de meter un gol y colgarse del travesaño. Encima nos faltaba gente así que si le sacábamos un empate era un buen resultado. Nosotros ganábamos un punto y ellos perdían dos. Pero el partido se empezó a dar vuelta y los teníamos ahí. Estaba más dulce que salado para nosotros.

- Marita, no tomes nota de esto. Carlitos, ¿vos sos boludo? ¿De qué me hablás? Lo mataste al petiso de Coronel Aguirre.

- Sí, Dotor, pero la culpa la tienen Vargas, Estévez y el Director Técnico, Antúnez.

- Ah sí, no me digas. ¿Y cómo es eso? Estévez no vino a declarar porque me dijeron que está enfermo.

- Usté sabe que en la Liga Amistad la intención es que juguemos todos. Y Estévez es el suplente de Vargas, el lateral izquierdo. Como le digo, es culpa de Estévez que no vino porque está en cama. 

- Sí, ¿y entonces?

- Y la cosa Dotor es que va Vargas y se lesiona a los 30 del segundo tiempo.

- ¿Y qué tiene todo eso que ver?

El Juez ya se salía de sus casillas y tenía ganas de zamarrear al boludo de Carlitos.

- Que en eso va el D.T. y me llama a mí para entrar en lugar del lesionado Vargas.

- Ajá.

- Y usté sabe que yo soy un lateral más bien de marca, más de morder, cortar y entregar.

- Sí, Carlitos, sé que sos un lateral raspador.

- Y la verdá que no tengo mucha llegada como quien dice.

- No, claro, se entiende.

- Pero como le dije, el partido se había puesto lindo pa' nosotros. 

. Había que salir a buscarlo, imagino.

- Exacto. Entonces ahí, Antúnez, el ténico, lo conoce a Antúnez, ¿no?

- Sí, Carlitos, lo conozco a Antúnez.

- Ahí va. Entonces Antúnez me agarra y me dice bien clarito antes de entrar: agarralo al petiso que juega de lateral derecho, ¿lo ves?, al 15, ¿lo ves bien? Bueno, agarralo y comele la espalda. ¡Comele la espalda!

viernes, 16 de noviembre de 2012

Ideología

- Abuelo, ¿por qué nosotros no somos hinchas del Pororó o el Lagrimal como todos en la escuela?

- Acá en Contreras somos pocos y nos conocemos. Esos son todos unos nabos que toman cerveza con esprai porque está de moda. Nosotros tomamos grapa con limón bien servida.

El botija, con sus 8 años a cuestas y sin dejar de agitar el banderín del Porvenir, no entendió absolutamente nada, como era de esperarse.

- No entendí abuelo.

- Eso m'ijo: ser hincha de cuadro chico es lo mismo que tomar grapa con limón. Es áspero, pero le da sus alegrías.

- Aaaaahhhh...

El viejo, en un arrebato de lucidez, se dio cuenta que el nieto seguía sin entender mucho el concepto.

- Mire, m'ijo, ser hincha de cuadro chico es sacrificado. Pero cuando vienen las alegrías, ahí sí que es lindo. Ganarle al eterno rival. ¿Vos te acordás el asado que hizo tu viejo el año pasado cuando le ganamos a Resistencia que hasta vinieron algunos de los jugadores? O sacarle un empate a uno de los grandes. O entrar a una liguilla. O por'ái salir campeón de un torneo corto antes que la Asociación cambie las reglas.  Porque es muy fácil salir campeón con toda la plata del mundo, pudiendo contratar a todos los jugadores que se quiera. 

- Pero no le ganamos a nadie - le espetó el niño con la sabiduría de la infancia. 

- Mijito, sepa esto y grábeselo en esa cabeza suya: algunos tenemos que perder para que otros ganen. 

Siguieron caminando, el viejo cada vez con la cabeza más gacha, pensativo. El Club Social y Democrático Porvenir de sus amores había vuelto a perder. Seis fechas y solamente dos puntos producto del mismo número de empates. Esta iba a ser otra temporada como las de los últimos años. Peleando contra el fantasma del descenso.

- ¿Sabe qué vamos a hacer? No lo voy a llevar a su casa todavía. Igual, su padre no volvió de trabajar. Vamos a parar en el boliche y usté se va a tomar su primera grapa que ya está en edad.

Entraron en el Bar Misiones, el abuelo saludó a los parroquianos y con el pecho hinchado le dijo al gallego:

- Gallego, serví dos grapitas con limón que hoy mi nieto va a hacerse hombre y aprender lo que es ser hincha del glorioso Porvenir".

Para suerte del botija, antes de que hubiera pasado el primer trago el abuelo ya estaba sentado en la mesa donde tantas veces lo había visto, con los mismos viejos de siempre. Así pudo devolver esa bebida inmunda a la copita y sacarse el gusto de la boca chupando el limón que venia en el plato.

- ¿Fuiste a la cancha?

- Fuimos sí con el gurí.

- ¿Y?

- Perdimo'. Otra vez. Yo no lo puedo creer. Eran unos muertos pero nos pasaron por arriba. Vos no fuiste.

- No, ya te dije que mientras esté Farías de técnico no voy más a la cancha. Al Porvenir lo tiene que dirigir alguien de Contreras, no un extranjero. Encima este hijo de una gran puta viene a experimentar con nosotros y juega al achique. Así no se puede.

- Ni me hablés mirá. ¿Y vos Goyenola?

- No, yo al Porevir lo sigo siempre. Pasa que hoy tuve el cumpleaños de mi nieta. Lo festejaron en mi casa y no pude zafar.

En eso ven venir al abonado a la cuarta silla de la mesa que hasta entonces estaba vacía.

- ¿Qué hacés Lui'? Vení, sentate.

- ¿Qué dicen muchachos?

¡¡¡Epa!!! ¿Y esa cara, qué pasa hermano?

- Nada, estoy destrozado.

- ¿Pero qué pasó?

- Mi hijo el más chico.

- ¿Qué pasa con el Adrián? Si le está yendo fantástico.

- Es comunista.

- ¿Cómo que es comunista? 


- Así como lo oís. 

- Pero no puede ser. ¿Tas seguro vos? Si está pal fúbol él. 

- Bueno, seguro, seguro, no. Pero es lo que sospechamos con Marta. 

- Pero escuchame, Luis. Tu hijo es jugador de fóbal. Y ya sabemos que los jugadores de fúbol no le dan bola a la política. Además, él la está rompiendo en la primera del Pororó. No precisa más nada.

- Y bueno, eso mismo. Ahí descubrieron que le pegaba con la izquierda y ahora le dicen "el Zurdo". Me quiero matar.

martes, 4 de septiembre de 2012

Sueño al segundo palo


Al final tomó coraje, se presentó en el canal y pidió por la conductora de espectáculos.

- Solo quería decirte que nos conocimos en un córner y que no pasó nada que vos no quisieras.

Al rato estaban tomando un café.

- Contame más de ese sueño.

- Como te dije, fue un córner al segundo palo. Y mientras el equipo visitante conseguía un agónico gol en la hora que le reportaba un valioso y merecido empate nosotros hablábamos de música y otras cosas que a los dos nos gustan.

viernes, 6 de julio de 2012

Entretiempo

- ¿Y Gordo? ¿Sale ese chori?

- ¿Por qué no me agarras este chori, puto?

- Dale gordo sorete. Siempre lo mismo. Dos horas pa’ empezar a comer. Ya estamos todos en pedo.

- ¿Por qué no hace otro el asado?

- Porque te gusta hacerlo a vos.

- Yo lo hago porque nadie más lo hace.

- Dejá, Gordo. Si se pone otro a hacerlo te le parás al lado, no dejás de criticar y a la menor oportunidad agarrás la pala, arrimás unas brasas y ya nadie te saca de ahí.

- Chupame la pija, puto.

- Dejalo en paz al Gordo que si no, no comemos más.

- Te salvás gordo puto.

- Vo, ¿saliste con la minita esa?

- Sí, ayer.

- ¿Y?

- Bien. Ahí, qué se yo.

- ¿A dónde la llevaste?

- Al boliche nuevo, el que abrió el mes pasado. Donde trabaja el Tío.

- ¡¡Apa!! ¿Y cómo está?

- Está buenísimo… para ir solo. Lleno de minas.

- Tenemo’ que ir.

- Sí, si te dejan. El asunto es que te rompen el orto. 200 mangos una cerveza. Me quise hacer el coso y me salió carísima la jugada.

- Y…, si te gusta el durazno bancate la pelusa. Ta’, ¿pero te fue bien entonces?

- Yo que sé. Mirá, me puse la camisa de la suerte que no falla nunca.

- No puedo creer que todavía tengas esa camisa, hijo de puta. La compraste en el 96.

- Sí, fue de las pocas que no me tiró Vero.

- ¡¡¿Vero?!! ¿Después de lo que te hizo la yegua esa le decís Vero?

- Te dije que sos un putito.

- Vos callate Gordo. Y pa vos, ¿qué querés que haga? Me dejó hecho bosta la muy hija de puta.

- Sí, ya sabemos. Bueno, dale, seguí contando. La minita esta, ¿de dónde la sacaste?

- Es amiga de Dani. Laburan juntas.

- ¿Y está buena?

- Fuertísima.

- ¡Buena, tigre! Siempre comiendo con oliva vos, eh.

- Es muy linda de cara.

- ¿Y? ¿Comiste ahí?

- No… tranqui. Viste cómo son las minas bien. Hay que ir suave.

- Jeropa, eso era en nuestra época. Ahora las minas van pa’delante. Además, tenés 30 mostro.

- Bueno, yo qué se. Hacía años que no salía con una mina. Perdí el training. Pero le abrí la puerta del auto. La puse en el ángulo.

- ¡¡¡¿Qué?!!! ¿Ves que sos un putito?

- Callate Gordo, dejalo contar.

- Nada, eso: la pasé a buscar por la casa, me bajé y le abrí la puerta del auto para que subiera. La maté. La mina quedó muda. La agarré a contrapié y metí un golcito ahí.

- Tiene razón el Gordo, sos un putito. Eso no se usa más valor. Encima con tu camisa a cuadros y tu idea de esperar a salir tres veces para tirártele arriba, va a pensar que sos un goma. Bueno, ¿y?

- Nada, charlamos, yo que sé. Tiré algún encare pero me la tiró al corner.

- ¿Quedaste en orsai?

- Sí, más o menos. Pero culminé bien la jugada.

- Te la cogiste entonces.

- No tarado, pará. Te digo que es una mina bien. Me gusta.

- Sos un putito.

- Chupame la verga.

- En serio te digo master. Ahora las minas van más rápido, quieren masita. No quieren franelear. Y más una mina grande. Me habías dicho que tenía como 28, ¿no?

- Sí.

- Y bueno hermano, prendele cartucho. Las minas ahora quieren eso.

- ¿Y vos cómo sabés todo esto?

- Y bueno, sé.

- ¿Y la Ceci sabe que vos sabés todo esto?

- Ta' bien, me cuentan los pendejos del laburo.

- Aaaaah, jeropa. ¿Viste como a vos también te tienen agarrado de los huevos?

- Otro putito.

- Dale Gordo, sacá esos chori hermano. ¿Y, en qué quedaste con la mina?

- La semana que viene hay revancha.



Para conocer otras versiones de esta historia se puede leer Breve relato de amor y Querido Diario.

Querido Diario


14/6/2012

Querido Diario:

Hoy salí con un chico.

Me fue bien. Creo. Quedamos para vernos la semana que viene. Me lo presentó Dani, la del laboratorio.

Tengo miedo que sea un poco lento. De entrada me sorprendió. ¡¡¡¡Se bajó a abrirme la puerta del auto!!!! Nunca me lo habían hecho y creo que ni a mis abuelos los vi hacer eso. Es muy de viejo. O de nerd. No supe ni qué decir. Igual, iba vestido con mucha onda… si estuviéramos en los 90.

Me puse de estreno una remerita y un pantalón que compré en la liquidación de Tara. Ni muy pacata ni muy gato.

Tampoco quiero que piense que soy un putón. No me puedo regalar. La verdad, un poco me gusta. Y vos bien sabés que la última entrada con sexo es de hace 4 meses. Bueno está bien, a vos no te puedo mentir: 6 meses. Y sólo fue una tocadita por arriba del pantalón. Cuando me di cuenta que era casado le pedí que me trajera a casa. Una tiene códigos. La última con relaciones fue la última vez con Pablo, hace como 9 meses ya. Una semana antes de dejarlo. ¡¡Qué boluda!! No puedo creer que estuve más de 4 años con ese tarado.

La salida estuvo bien. El boliche medio cagada. Se ve que me quería impresionar y me llevó al boliche que abrieron hace un mes y ya se puso de moda. Conocía a alguien en la puerta y consiguió que no tuviéramos que hacer la cola de media hora que había. Al final, una cagada. La música muy fuerte. Lleno de chetos y minitas boludas.

Pero en definitiva bien. Quedamos de vernos de nuevo el finde que viene.


Lo que no me gustó mucho es que se la pasa haciendo comparaciones con cosas del fútbol.



Este texto estaría buenísimo que lo escribiera una mujer. Así que si alguna se anima, adelante.
Para conocer otras versiones de esta historia se puede leer Breve relato de amor y Entretiempo.

sábado, 23 de junio de 2012

Un por qué

Todas las cosas tienen su explicación. Algunas se pueden develar, algunas capaz que no.

En la entrega de hoy explicaremos por qué la descripción de este espacio (El blog del Cone) es la que es ("Cumpliendo el sueño del blog propio... 10 años después de que se dejaron de usar".). Resulta que en una época yo no podía afrontar los gastos que implicaba ser propietario de un blog. Por suerte fui convidado a colaborar en el blog de mi amigo personal @mrtribilin. Ya ni recuerdo cómo se llamaba el blog y me parece que se lo cerraron porque en un momento lo empezó a usar como casa de masajes. Pero esa es otra historia. 

Este es el texto introductorio que @mrtribilin tuvo a bien publicarme. Lo bueno es que, a pesar de haber sido escrito hace años, es bastante actual; y que confirma que la pavada no me pegó con el viejazo de los 30:

¿Que es un blog? ¿Es un diario íntimo? Pero si lo puede leer cualquiera no es tan íntimo. Ahora, si para leerlo hay que encontrarlo tampoco sigue siendo tan íntimo, a menos que tenga uno de esos candaditos con llavecita de plástico bien pero bien berreta. Esos candaditos efectivamente dan una sensación de seguridad, de invulnerabilidad. Aunque, a poco que se los mire ya no son tan seguros. Y no se necesita largar rayos por los ojos como Superman para violarlo (al candado). Superman claro, lo mira y ya lo rompe; un mortal cualquiera lo mira, lo mira, lo fuerza un poquito y ahí recién lo rompe. Pero claro, Superman es y seguirá siendo Superman, que todo lo puede, menos encararse a Luisa Lein que de seguro era lesbiana. Hablando de seguridad, ¿es sensación térmica o es real la inseguridad reinante en todo el territorio de la República (¡ja! Qué frase, me encanta escribir clicheses)? No sé, la dejo picando… Lo que sí sé es que si Superman estuviera entre nosotros ni sensación ni temperatura real, los cagaría a todos a piñas. Pero ta, quedó paralítico por despuntar vicios yuppies y ahí cagamos. Es más, si Superman viviera en Montevideo también aflojaría el frío (y su consiguiente sensación térmica nórdica) que se vive, creo que, en todo el territorio de la República (¡ja! repetir los clicheses en un mismo párrafo no está tan bueno pero es lo que hay. Uya, metí otro) porque Superman todo lo puede; haría girar la tierra y generaría una ola de viento cálido o acercaría el sol desviando al planeta de su eje o aunque sea le cambiaría el ángulo de inclinación para que los rayos solares le dieran de forma más directa. ¿Superman tiene blog?

¡¡¡Una bitácora!!! Eso es un blog, ahí encontré la palabra. Pero Bitácora era un bar, ya no me acuerdo dónde. Entonces si no puedo ir al blog de un amigo a tomarme una entonces un blog no es una bitácora. Además la palabra bitácora ya está en desuso, como tantas otras (tema que preocupa y de verdad), así que si le digo a alguien que tengo una bitácora, en el 75% de los casos, no me van a entender. Que el 75% de los casos no me entiendan ¿es una sensación térmica o es que soy un incomprendido de verdad? Y si soy un incomprendido ¿para qué escribo (en la bitácora)? No sé si alguien me va a entender pero es aplicable lo que siempre se dice, aunque no llega a la categoría de cliché: “en este mundo hay amor para todos”. Dígame que nunca lo pensó cuando vio a aquel que no se agarraba ni los dedos con la puerta, caminando del brazo una señorita y que de apariencia son tal para cual, tal para cual, mire que si lo pensaba no se me ocurría. Que parece que fueran hermanos. Entonces por lo menos algún alguien me va a entender.

¿O será que un blog es un espacio dentro de la ancha red mundial (la güerld guaid güeb, www) en el cual cualquiera puede expresar todo lo que piensa y siente y hacerlo público a todo aquel que acceda (sin tener que pagar un solo peso, salvo por la conexión a Internet) y por tanto hacer catarsis juntos, el que escribe y el que lee que incluso puede escribir un comentario fomentando la comunicación entre las personas?

No sé, ni tampoco me importa. Mr. Tribilín, ¿puedo colaborar en su blog? Creo que por ahora no llego al sueño del blog propio…


martes, 19 de junio de 2012

Hablemos

- Disculpe, pero ya sabe que no se pueden verter opiniones políticas en este espacio.

- De acuerdo, pero permítaseme comentarle que en realidad no me lo habían dicho.

- Pues se lo estamos diciendo ahora.

- Entonces ¿no puedo opinar sobre el gobierno por ejemplo?

- A ver, antes que sigamos, ¿Usted sabe lo que es la política?

- Por supuesto.

- Definamelá.

- Bueno, la política es el arte de gobernar o dirigir la cosa pública.

- ¿O sea que para usted la política es un arte?

- Sí. Eso dicen.

- ¿Y qué es el arte?

- Helarte es dejarte helado.

- No sea tarado, hablo del arte.

- No me tutee por favor, "helarlo".

- Hablo de EL arte.

- Aaah... arte es toda expresión humana que se precie de tal.

- Ajá, de tal... qué?

- ¿Qué talco?

- ¿Todo viento y bosta?

- Bien, por suerte todo bien.

- ¿Va a decir algo sobre por qué piensa que la política es un arte?

- Esteeee..., bueno, eeeh... básicamente...,

- Argumente señor, deje las muletillas.

- Usted me discrimina por mi discapacidad

- ¿De qué discapacidad me habla?

- De mi cojera en el habla que me obliga a usar muletillas.

- A mí me parece que usted es un poco pelotudo.

- ¿Me ha visto las pelotas?

- Usted es un pajero.

- No, no trabajo de quinchador.

- Usted es un boludo.

- ¿No habíamos quedado en que no me había visto desnudo? ¿Usted es homosexual?

- Ah, pero, como dice el dicho, usted es toro en rodeo propio y torazo en rodeo ajeno.

- ¿De qué habla señor? Yo soy un ser humano, una persona bien, hecha y derecha.

- Qué lástima. Los zurdos le ponen mucha y mejor rosca.

- Usted siempre hablando de fútbol.

- Uno habla de lo que sabe.

- Usted no sabe nada de nada.

- Usted tampoco.

miércoles, 13 de junio de 2012

Breve relato de amor

Está todo dispuesto para que dé comienzo el encuentro. Él la está por pasar a buscar por su casa. La justa se encuentra pactada desde hace varios días. Él viene de un duro descenso después de haber jugado varios años en primera. Ella, de varios meses de inactividad. 

El reloj marca las 21:00 hs. y él la pasa a buscar.

¡¡Qué exquisitez!! Ese primer toque de calidad y caballerosidad abriéndole la puerta del auto la sorprende y la deja mal parada. Su reacción invita a ilusionarse con la posibilidad de vulnerar una defensa que a primeras luces parecía inquebrantable. Él vuelve a subir y arrancan para el escenario elegido, terreno neutral para que ninguno juegue de local.

La indumentaria de ella es acorde al evento. Está de estreno porque la ocasión lo amerita. Él viste su clásico conjunto que tantas alegrías le ha dado. Damos paso a nuestro locutor comercial:

- Ella está toda vestida de Tara, y los zapatos son de Tito calzados, por supuesto.

Gracias Waltercito. Volvemos al encuentro. Ya están ambos players dispuestos frente a frente. Se observan, se estudian, se analizan, pero ninguno se suelta. ¿Qué opina Dotor?

- Es así estimado relator. Se miran, se miden, se perciben, se leen, se auscultan, pero ninguno se anima, se larga, ninguno toma la iniciativa. Se están cuidando las piernas.

Gracias Dotor por tan profundo análisis. Se está pareciendo a un comentarista de televisión; solo sabe contar lo que vemos en la imagen. 

Ella le pregunta por su última campaña, la cual fue desastrosa, y ella lo sabe porque le siguió la carrera, y él la saca al óbol. Él suelta algún encare por el lateral pero ella tira el achique y lo deja en orsai.

El encuentro transcurre así, bastante aburrido para los espectadores. Pero ellos están dejando la vida en la cancha, usando todas sus artimañas, todas sus armas secretas para doblegar la defensa rival. Un empate que esperanza, que permite soñar con un una buena temporada. La revancha queda pactada para la semana siguiente. Con las cartas sobre la mesa sabrán jugarse el todo por el todo en pos de conseguir la victoria que ambos anhelan.


Para conocer otras versiones de esta historia se puede leer Querido Diario y Entretiempo.

viernes, 18 de mayo de 2012

Hay tiempo

Llego a la parada del ómnibus y descubro, no sin asombro, que no me anda el reloj. No me preocupa, en principio, porque sé que salí con tiempo.

Voy a una reunión importante y me gusta ir tranquilo, llegar un momento antes, pensar y repensar lo que voy a decir. Tengo que impresionarlos, tengo que conseguir venderles mi servicio. De esto depende mi futuro, mi familia, todo.

Me intriga saber hace cuánto que se me paró. El reloj. Marca las once y cuarto. Tiene que ser de la mañana. Pero también podrían ser de la noche anterior. No. Me acuerdo que hoy en algún momento de la mañana lo miré. La reunión es a la 1 y yo salí con tiempo. Pero cómo saberlo ahora sabiendo que el reloj no me funciona. Sí, yo salí con tiempo.



Le pregunto la hora a una señora que está en la parada. No tengo reloj, me dice. Pero no debe ser muy tarde porque todavía no dormí la siesta después de comer. Gracias, señora, le respondo, resoplando un poco.

Miro alrededor y no hay nadie más en la parada. Me empieza a correr ese calor de la ansiedad y preocupación que te... Bien! ahí viene el bondi. Justo es de los que tienen relojito digital arriba del chofer. Tá, esta es la mía, se acaba la incertidumbre, confirmo que estoy perfecto de hora, me tranquilizo y vuelvo a centrar todos mis pensamientos en la reunMierrrrrrda el relojito está apagado.

Bien podría deducir qué hora es por la posición del sol. Busco el sol, la sombra, pero no, no soy boyscout, ni Robinson Crusoe. Y además está nublado.

Ahora sí, un sudor frío me empieza a recorrer todo el cuerpo. Abro la agenda. Reviso por enésima vez la hora de la reunión, sí, es a la una. No sé ni para qué chequeo, si ya sé que es a la una. La dirección... la dirección me la sé de memoria como si fuera la de la casa en que nací y viví toda mi infancia. Me viene la paranoia. Llego tarde. Ya me imagino a mi mujer putéandome, sos un boludo, no puede ser que te hayas olvidado, llegaste tarde porque seguro que te dormiste, como siempre. Qué me voy a dormir, si no pegué un ojo en toda la noche, repasando por decimoquinta vez lo que iba a decir.

Levanto la vista de la agenda y veo que el relojito del ómnibus marcha otra vez. Pero desde mi asiento en el fondo solo puedo ver los minutos. Treinta y cuatro. La hora me la tapa la cabeza de una señora. Pero correte un poquito, gorda infausta. ¿Qué te cuesta pasar al fondo en doble fila? Con que te agaches a buscar algo en alguna de las ocho bolsas que traés acabás con mi angustia. Pero nada, ninguno de estos pensamientos positivos logra que la señora se mueva y el reloj vuelve a dejar de andar.

Miro para afuera, ya ansioso, hecho un manojo de nervios. Perfecto, ahora sí. En dos cuadras cruzamos una avenida y ahí hay uno de los carteles publicitarios que marcan la hora y la temperatura. Tengo que estar atento porque si no nos frena el semáforo son solo tres segundos que tengo para pispearlo. Una cuadra. Atentooooo......... 24 grados. Fantástico. No ligo una hoy.

Ahora el ómnibus parece ir a 20 por hora, las cuadras no pasan más. Ya está. No llego. Cagué. Perdí la oportunidad de mi vida. Bueno, capaz igual no me hubieran dado pelota. Y no, llegando tarde seguro que no. ¡¡¡Dale hermano!!! Acelerá un poquito. Necesito llegar.

Pienso bajarme alguna parada antes y recorrer lo que me falta corriendo, pero la última gota de sentido común me dice que siempre voy a llegar antes si me bajo en la parada que corresponde, la que queda en frente al lugar donde voy. 

Por fin. Bajo dejando de lado cualquier regla de caballerosidad que siempre respeto, por no decir que me tiro del ómnibus. Cruzo corriendo, me tocan bocina, qué me importa, ¡¡andá a la concha de tu madre, sorete!! Entro al edificio y coincidiendo con mi buena suerte, el ascensor está en el piso 10. Me quiero matar. Ya no importa nada. Solo necesito saber cuán tarde llegué. Paramos en el tercero, en el cuarto, el quinto por suerte lo salteamos, en el séptimo, bajo en el 8. Oficina 802. 

Me recibe una secretaria que seguro tuvo todo el tiempo para pintarse y arreglarse después de haber ido a comer, hace ya como dos horas. Puta, ¿qué hora será?

- Hola, disculpame, no me decís la hora?

- Mmmmmm, una menos cuarto.

- ...  ah..., tengo una reunión a la una.

- A ver........... sí, acá está. Pero es mañana.

Time Is on My Side by The Rolling Stones on Grooveshark

martes, 24 de abril de 2012

Dos puntosero



Te manejo internet, mail, Facebook, Twitter, Linkedin, procesador de texto, excel (pero sin fórmulas) y si me das unos días te armo una presentación re-linda en power point.

Sé programar lavado, prelavado, lavado rápido, enjuague, pre-enjuague, centrifugado y precentrifugado en el lavarropa.

Con el microondas caliento, cocino, coso, descongelo, hiervo y hasta recaliento la pizza del miércoles de noche para acompañar el café con leche del jueves de mañana.

Soy capaz incluso de manejar ese marciano al que le ponés una tarjeta, apretás un par de botones y te da plata.

Pero no logro traspasar la frontera de la operación inversa con el cajero del banco. No logro usar el buzón para depósito del banco. Cada vez que voy, hago el procedimiento treinta y siete veces para no equivocarme en nada. Y de todas formas cuando introduzco el sobre siento que mi plata va a ir a parar a cualquier lado menos a mi cuenta. Más bien siento que desaparece o queda flotando en el aire. No tengo a ningún funcionario a quien echarle la culpa.

No creo ser el único y cada vez que hago la operación el resultado es el esperado pero no evita que a la siguiente vez sienta que voy a tirar mi plata.

Ah, tampoco sé manejar el aire acondicionado de la oficina, pero eso ya es de tarado nomás.

jueves, 5 de abril de 2012

Nada que ver

Carlitos era un tipo que no tenía nada que esconder. 

Estaba casado, pero su esposa había sido su primera mujer, por lo que no ocultaba ex novias, amantes, parejas, aventuras. Mucho menos preferencias sexuales raras, ni siquiera de las llamadas desviadas o parafilias.

En el trabajo tampoco tenía nada que confesar: nunca cagó a un compañero, no se llevaba las lapiceras para la casa, ni siquiera imprimía documentos personales.

No pitaba a escondidas, no deseaba a la mujer del prójimo y de adolescente solo se pajeaba mientras la vieja estaba en su laburo. 

Un día descubrió que no todos eran como él. Que todo el mundo, en mayor o menor medida, tenía al menos algo que esconder. No le gustó, pero se la bancó. Y a todo el que pudo se lo dijo, porque él no se guardaba nada.


martes, 20 de marzo de 2012

Top five






Resulta que hace poco más de un mes, por cuestiones personales, se me ocurrió empezar este blog.

Resulta que al 3° post se me ocurrió, por vivencias personales también, tocar el temita de la identificación que tienen los denominados "profesionales de la salud" con figuras teológicas, por no decir Dios. Como usted seguro que no lo vio, acá está: 

El blog del Cone - 5 minutitos con Dios

Como todos saben, la fecha del post se certifica por Escribano público, otros que andan por ahí jugando a ser hijos de Dios, Apolos por un suponer.

Resulta que hoy saltó a la palestra en Uruguay la investigación y procesamiento de dos (2) enfermeros acusados de matar a dieciséis (16) de forma confesa aunque se sospecha que pueden ser cerca de doscientos (200) víctimas.

Si bien ahora tengo miedo (muchas teorías se pueden elucubrar si se comprueba que el Escribano no es trucho: 1 - Que tengo poderes visionarios; 2 - Que soy cómplice de estos muchachos; 3 - No sé, ya se me va a ocurrir y actualizaré este post para marear al Escribano, ser que odio con toda mi alma) estoy muy contento.

En primer lugar porque los periodistas (otros más que también están agrandados como alpargata de pobre) hicieron todo el trabajo de encontrar las frases que yo quería poner en ese mi tercer post y de las cuales voy a transcribir algunas a continuación:

  • "No soy un instrumento de Dios; cuando estoy con un paciente, yo soy Dios" La frase pertenece a Harold Shipman, el médico que llegó a matar a 218 pacientes y es considerado el mayor asesino serial del Reino Unido. Según publicó la prensa internacional en su momento, Shipman seguía siempre un mismo procedimiento. Sus víctimas por lo general eran ancianas que a menudo estaban solas. Era amable y atento con ellas. Sus pacientes lo describían como un médico muy generoso. 

  • "Según la investigación, uno de los enfermeros procesados confesó que cuando intentaba matar a alguien y esa persona sobrevivía, la dejaba debido a que pensaba que no era el momento de su muerte.".

  • "Me creí Dios". Así tituló su nota sobre los enfermeros uruguayos El País de Madrid (Ah sí, olvidé comentar que dimos la vuelta al mundo con esta noticia. La última vez que nos mencionaron en ese diario fue en el Mundial de Sudáfrica y la anterior cuando Ruben Sosa la puso en órbita y respiró el esfínter de 30 millones de españoles).


En segundo lugar, y no menos importante, es motivo de alegría el hecho de haber finalmente completado el top five de deidades autoproclamadas, el cual por mucho tiempo quedará inamovible:

  1. Los médicos. 
  2. Los enfermeros.
  3. Nosotros los abogados.
  4. Los argentinos.
  5. Los periodistas.
Ahora, a disfrutar con la familia.

P.D.: de yapa le dejo un temita que usted puede escuchar titulado "¿Quién hizo a quién?", ¿Zeus al galeno o viceversa?



Who Made Who (Live) by AC/DC on Grooveshark

miércoles, 14 de marzo de 2012

Lugares comunes #1


El transporte público es un lugar común. Por lo menos para mí que lo uso todos los días. Lo que no es muy común es la sinceridad y por tanto escuchar las siguientes frases en el bondi. Por más de que nos gustaría decirlas cada vez que la situación lo amerita, que sí pasa muy seguido.


- Quien se tiró ese pedo? Hacete cargo!! Qué desayunaste?? Guiso de momia??

- Aaahh flaco, veo que estás usando el nuevo desodorante con fragancia a sobaco.

- Venga doña, déjese de golpear a la gente con la bolsa. Siéntese en esta (butaca).

- Disculpame flaca, pensé que eras política y te di mi apoyo.


- Flaco, me estás apoyando. - Fah, disculpá valor, es la costumbre.

- Uuuuh valor, tenés menos oreja que Vangó. No te ofendas si me pongo los guolman.


- Gordo, o pagás boleto doble o me hacés lugar.


- Hola mami, de todos los asientos del bondi elegiste el de al lado mío. - Sí, pajero, porque era el único libre.


- "Buen día, obrero del volante, construya un buen camino"


Este post se irá actualizando a medida que aparezcan más ejemplos válidos.

domingo, 19 de febrero de 2012

5 minutitos con Dios

Ayer fuimos con la Flaca a la primera consulta con el médico.


Los médicos sí que están subidos al caballo. Porque si los abogados somos semidioses, los médicos se creen dioses completos.

Porque las cosas como son. Los abogados SOMOS semidioses. El conocimiento cabal de cómo uno debe comportarse en la vida nos convierte en prohombres. El saber qué es lo que la norma (o la Marita), la So-cie-dad espera de nosotros en cuanto al interrelacionamiento con nuestros pares nos pone un escalón por encima del ciudadano normal. 

Pero, a lo que iba: a la Flaca le prohibieron las drogas duras, las drogas blandas, el alcohol, la carne cruda, la aspirina, el whisky, la ensalada cruda, el porro, la cerveza, el cigarrillo, las verduras sin lavar, los calmantes, correr en pata por la playa, Valium, el vodka, y alguna cosa más que no pude retener.

Pobre...

Y pobre la criatura, que llega a este mundo sin conocer las cosas buenas.

Espero que esto no tengo un efecto arrastre y me incluyan a mí.


lunes, 13 de febrero de 2012

♫ Usteeeeed, preguntará qué carajo hago ♫

Siempre me gustó escribir. Capaz por eso me hice abogado. O capaz que fue al revés, estudiando abogacía me empezó a gustar escribir. O no; capaz no tiene nada que ver.

De todas formas, los abogados nos la pasamos escribiendo historias, contando cuentos. A veces contamos la trágica separación de una pareja, cómo él abandonó el hogar conyugal para irse con otra yegua y cómo no le pasa plata a los hijos habráse visto.

Otras veces narramos el pobre drama del comerciante que invirtió todo su capital en poner una cancha de pádel y de cómo se fundió dejando adentro a todo el mundo, incluido el vendedor de pelotitas.

A veces, cuando conseguimos buenos clientes, podemos tener un apasionante thriller sobre intrigas y espionaje corporativo. Bueh, no sé, seguro a alguno le pasa.

El problema con todo esto es que la historia que contamos está destinada a convencer a alguien de que tenemos razón. Los escritos que hacemos no están destinados a sacar sonrisas o a hacer reflexionar o a enternecerse.

Para eso supongo que estarán estas bitácoras. Y porque tengo ganas voy a seguir escribiendo un poco. 

Y si las cosas no caminan, seguiré por el derrotero natural de los abogados: devengaré en periodista deportivo o peor, incursionaré en la política.

miércoles, 8 de febrero de 2012

El círculo


Me llamo Nicolás y tengo 31 años.

Hace dos años murió mi padre. El hecho de recordarlo me recuerda que ya no está. Es un círculo viciado (viciosos éramos nosotros). Y duele.

Hoy un círculo se cierra. Hoy me dijeron que voy a ser padre. 

Hoy un círculo se abre. Y no duele para nada.


El círculo by Kevin Johansen + The Nada + Liniers on Grooveshark

* Ilustración de Serrana Del Castillo©