sábado, 23 de junio de 2012

Un por qué

Todas las cosas tienen su explicación. Algunas se pueden develar, algunas capaz que no.

En la entrega de hoy explicaremos por qué la descripción de este espacio (El blog del Cone) es la que es ("Cumpliendo el sueño del blog propio... 10 años después de que se dejaron de usar".). Resulta que en una época yo no podía afrontar los gastos que implicaba ser propietario de un blog. Por suerte fui convidado a colaborar en el blog de mi amigo personal @mrtribilin. Ya ni recuerdo cómo se llamaba el blog y me parece que se lo cerraron porque en un momento lo empezó a usar como casa de masajes. Pero esa es otra historia. 

Este es el texto introductorio que @mrtribilin tuvo a bien publicarme. Lo bueno es que, a pesar de haber sido escrito hace años, es bastante actual; y que confirma que la pavada no me pegó con el viejazo de los 30:

¿Que es un blog? ¿Es un diario íntimo? Pero si lo puede leer cualquiera no es tan íntimo. Ahora, si para leerlo hay que encontrarlo tampoco sigue siendo tan íntimo, a menos que tenga uno de esos candaditos con llavecita de plástico bien pero bien berreta. Esos candaditos efectivamente dan una sensación de seguridad, de invulnerabilidad. Aunque, a poco que se los mire ya no son tan seguros. Y no se necesita largar rayos por los ojos como Superman para violarlo (al candado). Superman claro, lo mira y ya lo rompe; un mortal cualquiera lo mira, lo mira, lo fuerza un poquito y ahí recién lo rompe. Pero claro, Superman es y seguirá siendo Superman, que todo lo puede, menos encararse a Luisa Lein que de seguro era lesbiana. Hablando de seguridad, ¿es sensación térmica o es real la inseguridad reinante en todo el territorio de la República (¡ja! Qué frase, me encanta escribir clicheses)? No sé, la dejo picando… Lo que sí sé es que si Superman estuviera entre nosotros ni sensación ni temperatura real, los cagaría a todos a piñas. Pero ta, quedó paralítico por despuntar vicios yuppies y ahí cagamos. Es más, si Superman viviera en Montevideo también aflojaría el frío (y su consiguiente sensación térmica nórdica) que se vive, creo que, en todo el territorio de la República (¡ja! repetir los clicheses en un mismo párrafo no está tan bueno pero es lo que hay. Uya, metí otro) porque Superman todo lo puede; haría girar la tierra y generaría una ola de viento cálido o acercaría el sol desviando al planeta de su eje o aunque sea le cambiaría el ángulo de inclinación para que los rayos solares le dieran de forma más directa. ¿Superman tiene blog?

¡¡¡Una bitácora!!! Eso es un blog, ahí encontré la palabra. Pero Bitácora era un bar, ya no me acuerdo dónde. Entonces si no puedo ir al blog de un amigo a tomarme una entonces un blog no es una bitácora. Además la palabra bitácora ya está en desuso, como tantas otras (tema que preocupa y de verdad), así que si le digo a alguien que tengo una bitácora, en el 75% de los casos, no me van a entender. Que el 75% de los casos no me entiendan ¿es una sensación térmica o es que soy un incomprendido de verdad? Y si soy un incomprendido ¿para qué escribo (en la bitácora)? No sé si alguien me va a entender pero es aplicable lo que siempre se dice, aunque no llega a la categoría de cliché: “en este mundo hay amor para todos”. Dígame que nunca lo pensó cuando vio a aquel que no se agarraba ni los dedos con la puerta, caminando del brazo una señorita y que de apariencia son tal para cual, tal para cual, mire que si lo pensaba no se me ocurría. Que parece que fueran hermanos. Entonces por lo menos algún alguien me va a entender.

¿O será que un blog es un espacio dentro de la ancha red mundial (la güerld guaid güeb, www) en el cual cualquiera puede expresar todo lo que piensa y siente y hacerlo público a todo aquel que acceda (sin tener que pagar un solo peso, salvo por la conexión a Internet) y por tanto hacer catarsis juntos, el que escribe y el que lee que incluso puede escribir un comentario fomentando la comunicación entre las personas?

No sé, ni tampoco me importa. Mr. Tribilín, ¿puedo colaborar en su blog? Creo que por ahora no llego al sueño del blog propio…


martes, 19 de junio de 2012

Hablemos

- Disculpe, pero ya sabe que no se pueden verter opiniones políticas en este espacio.

- De acuerdo, pero permítaseme comentarle que en realidad no me lo habían dicho.

- Pues se lo estamos diciendo ahora.

- Entonces ¿no puedo opinar sobre el gobierno por ejemplo?

- A ver, antes que sigamos, ¿Usted sabe lo que es la política?

- Por supuesto.

- Definamelá.

- Bueno, la política es el arte de gobernar o dirigir la cosa pública.

- ¿O sea que para usted la política es un arte?

- Sí. Eso dicen.

- ¿Y qué es el arte?

- Helarte es dejarte helado.

- No sea tarado, hablo del arte.

- No me tutee por favor, "helarlo".

- Hablo de EL arte.

- Aaah... arte es toda expresión humana que se precie de tal.

- Ajá, de tal... qué?

- ¿Qué talco?

- ¿Todo viento y bosta?

- Bien, por suerte todo bien.

- ¿Va a decir algo sobre por qué piensa que la política es un arte?

- Esteeee..., bueno, eeeh... básicamente...,

- Argumente señor, deje las muletillas.

- Usted me discrimina por mi discapacidad

- ¿De qué discapacidad me habla?

- De mi cojera en el habla que me obliga a usar muletillas.

- A mí me parece que usted es un poco pelotudo.

- ¿Me ha visto las pelotas?

- Usted es un pajero.

- No, no trabajo de quinchador.

- Usted es un boludo.

- ¿No habíamos quedado en que no me había visto desnudo? ¿Usted es homosexual?

- Ah, pero, como dice el dicho, usted es toro en rodeo propio y torazo en rodeo ajeno.

- ¿De qué habla señor? Yo soy un ser humano, una persona bien, hecha y derecha.

- Qué lástima. Los zurdos le ponen mucha y mejor rosca.

- Usted siempre hablando de fútbol.

- Uno habla de lo que sabe.

- Usted no sabe nada de nada.

- Usted tampoco.

miércoles, 13 de junio de 2012

Breve relato de amor

Está todo dispuesto para que dé comienzo el encuentro. Él la está por pasar a buscar por su casa. La justa se encuentra pactada desde hace varios días. Él viene de un duro descenso después de haber jugado varios años en primera. Ella, de varios meses de inactividad. 

El reloj marca las 21:00 hs. y él la pasa a buscar.

¡¡Qué exquisitez!! Ese primer toque de calidad y caballerosidad abriéndole la puerta del auto la sorprende y la deja mal parada. Su reacción invita a ilusionarse con la posibilidad de vulnerar una defensa que a primeras luces parecía inquebrantable. Él vuelve a subir y arrancan para el escenario elegido, terreno neutral para que ninguno juegue de local.

La indumentaria de ella es acorde al evento. Está de estreno porque la ocasión lo amerita. Él viste su clásico conjunto que tantas alegrías le ha dado. Damos paso a nuestro locutor comercial:

- Ella está toda vestida de Tara, y los zapatos son de Tito calzados, por supuesto.

Gracias Waltercito. Volvemos al encuentro. Ya están ambos players dispuestos frente a frente. Se observan, se estudian, se analizan, pero ninguno se suelta. ¿Qué opina Dotor?

- Es así estimado relator. Se miran, se miden, se perciben, se leen, se auscultan, pero ninguno se anima, se larga, ninguno toma la iniciativa. Se están cuidando las piernas.

Gracias Dotor por tan profundo análisis. Se está pareciendo a un comentarista de televisión; solo sabe contar lo que vemos en la imagen. 

Ella le pregunta por su última campaña, la cual fue desastrosa, y ella lo sabe porque le siguió la carrera, y él la saca al óbol. Él suelta algún encare por el lateral pero ella tira el achique y lo deja en orsai.

El encuentro transcurre así, bastante aburrido para los espectadores. Pero ellos están dejando la vida en la cancha, usando todas sus artimañas, todas sus armas secretas para doblegar la defensa rival. Un empate que esperanza, que permite soñar con un una buena temporada. La revancha queda pactada para la semana siguiente. Con las cartas sobre la mesa sabrán jugarse el todo por el todo en pos de conseguir la victoria que ambos anhelan.


Para conocer otras versiones de esta historia se puede leer Querido Diario y Entretiempo.