miércoles, 10 de abril de 2013

Cuánta cosa en la vuelta ¡¡¡eh!!!


Pasó el verano y pasó la Semana de Turismo. Y yo había escrito una nota como corresponsal en la costa que ningún periódico tuvo a bien publicar. No entiendo por qué, pero acá se las dejo:

El otro día metí playita… Se sabe que segunda quincena de enero o incluso febrero no hay nadie en la playa. Pero el veraneo en esa época es más barato que las primeras dos semanas del año que es cuando sale todo el mundo y los viáticos con que contábamos para realizar este estudio titulado “La costa este uruguaya en la primera quincena del año: un estudio multidisciplinario desde una óptica antropológica, sociológica y zoológica” eran muy exiguos y por tanto el resultado fue lo que sigue, que no llegaría ni a llevar el nombre de “Cuánto culo en la vuelta, ¡¡¡eh!!!”.

La cuestión es que había una galería variopinta de personajes que nunca me hubiera imaginado. Cada uno merecería una entrada independiente, pero se acaba el verano, no dan los tiempos y los posts perderían actualidad con su consiguiente descenso de las 10.500 visitas diarias que tiene este blog, y no es lo que nuestros espónsors quieren.

Ahora bien, siendo las 17:00 hs. de un sábado (había llegado en un Rutas del Sol a las 23:00 hs. del viernes, me bajé del mismo y me dije a mí mismo: “A esta hora ceno y me voy a tomar una copa a la discoteca de moda”, con un resultado pésimo: el restaurante estaba cerrado. Resulta que abren 00:30 porque antes de esa hora no hay nadie en la vuelta; todos subieron de la playa a las 22:00 y se echaron a dormir la siesta -  ¡¡¡parrrdón!!!: ¿qué estuvieron haciendo antes? ¿Acaso la playa no fue hecha pa' dormir la siesta? -. Pensé entonces: "me voy directo a la voite…". Tampoco hubo caso. Terminé cenando a las 03:30 y me fui a dormir sin mucho dancing a las 7:00 y todavía faltaban dos horas para que la disco se llenara). Después de tanto paréntesis conviene arrancar de nuevo así que, siendo las 17:00 hs. del sábado ya, me fui a la playa de onda y me encontré con todos los personajes que uno pudiera imaginar y que paso a enumerar en este somero reporte que quiso ser ponencia de grado:

Estaba el grupo de flacos que había terminado la noche a eso de las 11 de la mañana y se la habían jugado a bajar a la playa porque ya habían pasado 10 días encerrados y tenían que volver a la capital a estudiar. Se los reconocía por ser entre quinceañeros y veinteañeros, estar de vaquero (mojado en la parte del culo porque se les ocurrió la genial idea de bañarse en el mar en calzoncillos y su distorsionado sentido del recato les indicó volverse a poner el pantalón), blancos como paré barata pintada a la cal y puesta al sol (o colorados como un tomate si llegaba a ser el segundo día en desplegar tan brillante idea).

Estaba también el grupo de minitas que sin lugar a dudas se había equivocado de balneario. Si situáramos esto en Punta del Este, estarían reventadamente hippies y si fuera en La Pedrera estarían asquerosamente pitucas para el lugar y/o queriendo ser hippie chics. Dentro de este grupo está la amiga que está más fuerte que el resto, y que lo sabe.

Estaba el grupito de surfers en una playa sin olas. Ta todo más que bien con los surfers, pero nada bien con los que se hacen los surfers.

Estaba el intelectual del grupo, leyendo un libro mientras sus amigos juegan a ver quien le saca la mejor foto a un culo con el celular o quién se tira el pedo más fuerte.

Estaban los salvavidas que antes del verano son funcionarios públicos y durante el verano son modelos de Ricardo Piñeiro (Pancho Dotto no trabaja con hombres).

Estaba el grupo de estudiantes de agronomía, que no hace falta que vayan con bota de suela a la playa pa' reconocerlos pero que si fuera por ellos lo harían.

Estaba la pareja de veteranos que saben que están totalmente desubicados pero ellos “van al Cabo desde que el Cabo es el Cabo”.

Estaba el de la guitarrita que pasa toda la tarde ensayando (tocando todas las canciones por la mitad) esperando al momento justo de la puesta de sol para meter algún “Rasguña las piedras” o algún tema de Tango Feroz.

Estaban los muchachos del fasito que se fueron a armar uno atrás de las dunas “para no marcar” (¿no se dieron cuenta todavía que el faso hiede, se sabe que hiede y se sabe cómo hiede y hasta a la señora mayor le gusta cómo hiede?).

Estaba el rompe huevo del perro rompe huevo, de los hijos rompe huevos, de la sombrilla voladora rompe huevos y la mujer rompe huevos.

Y por último estaba el grupo de los “deportistas” que juegan a que la pelota caiga lo más cerca posible de la minita que sabe que está más buena que las amigas para llamar su atención (cosa que nunca van a lograr de esa manera, flaco, ¿alguna vez viste que una minita por la calle se fuera derecho a un telo con el obrero que al pasar por el edificio en construcción le gritó "con ese culo te invito a cagar a casa"? Bueno, lo mismo), y que en el interin llenan a media playa de arena, incluyendo el libro del intelectual y el mate de los estudiantes de agronomía, lo que desemboca en una trifulca desproporcionada, una batahola espectacular, en definitiva la debacle total: una batalla campal en la que participan los flacos que terminaron la noche a las 11 de la mañana y que justo se levantaron y no entendían nada pero se comieron una de garrón y se engancharon, el grupo de amigos del intelectual que les encantan las roscas y esperan seguirla esta noche (que empieza a las 5 de la mañana. Estos guachos están locos…), las minitas que se equivocaron de balneario tratando de separar porque justo la gordita del grupo había estado conversando con uno en el boliche y habían quedado de seguirla tomando unos mates en la playa de onda, los salvavidas que se creen funcionarios públicos cuando les conviene, el grupo de surfers que no eran surfers sino flacos comunes y corrientes como los amigos del intelectual y que por tanto también les gusta agarrarse a la piñas, el masculino integrante de la parejita de veteranos porque eso no pasaba en el Cabo cuando el Cabo era el Cabo, el perro rompe huevos, su dueño el rompe huevos y la mujer rompe huevos y uno de los amigos del de la guitarrita que espera hace cuatro años para deshacerse de la guitarrita de su amigo. Los del faso quedaron colgados atrás de las dunas.

Como conclusión: en la playa 'tan todos locos, pero cuánto culo en la vuelta ¡¡¡eh!!!

1 comentario:

  1. Los del faso quedaron colgados atrás de las dunas y cuando vieron la piñata dijeron "bo, ¿se están cagando a piñas o este faso está pegando pa' cualquier lado?"

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Pase doña, mire que no molesta.